17 septiembre 2009

Carta de despedida de una profesora

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Con tus noches largas de ausencia y de incógnitos puntos suspensivos
mis días se fueron llenando de adverbios indeterminados.

Aquellas conjunciones nuestras en disyuntivas tan particulares y extrañas
acababan siempre en una conjunción copulativa de nuestros desnudos cuerpos.

Y recuerdo tus oraciones tristes e intransitivas en el espacio camino hacia Dios
suplicándole para que se unieran en matrimonio estos nuestros nombres propios.

Yo te escuchaba silenciosa entre punto y punto de mi labor sin mirarte
y pensando en todos aquellos adjetivos calificativos que hacia mi persona lanzabas
insultándome y faltándome sin plantearte ni una sóla vez un pequeño interrogante.

Quiero ponerle un paréntesis a nuestras vidas y dedicarme
a escribir un guión de cine con esta historia.

Que te sirva esta carta, en la que no echarás de menos ni un punto ni una coma,
como artículo determinado a capitular nuestra relación verbal.

No sigas ya con esas oraciones pasivas y místicas que de nada te han servido.

Y como no has mostrado en ningún momento admiración alguna hacia mí
me llevo todos mis complementos...

Aunque sé que me rogarás que sólo sea un punto y aparte
me marcho poniéndole así a nuestro compromiso punto final.

Me voy corriendo no sea que me vaya a quedar sin taxis,
ya sabes que hoy es día de fiesta en mi pueblo´

Vaya se me acaban de romper los corchetes de la falda….

P. D: Sepas que me concedieron por fin ese puesto que tanto deseaba
como profesora de Gramática elemental en la escuela.
Por cierto, lo de la brecha aquella que me hiciste
no fue casi nada, quédate tranquilo
que solamente tuvieron que darme dos puntos.