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Te he caminado descalza
como a una sombra blanca de luna
Arenas incendiadas por las brasas de mi agónico amor
han sorprendido a mi cuerpo agotado y candente.
Te he sospechado, ingenua y caprichosa yo,
cuando devorabas impasible mi escuálida sonrisa.
Te he visto ardiente y llameante
mientras los rescoldos y substancias de mi ser
se convertían en necrosadas cenizas.
Te he llamado y perseguido
hasta extinguirme en tus frías ausencias.
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