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A mi amiga Luz América,
hija de este campesino asesinado
que llora por dejar siete hijos
y una esposa embarazada
en tierras de caña de azúcar
y de cafetales colombianos.
Grandes avaricias y graves pasiones
de los bándalos de mi país,
ansían poder por servir a mi patria y
sienten deseos de especiales normativas
contra la multitud.
Esperan decidir por todos en el Nombre del Padre
y ocasionan tanto dolor
como sangre intensamente espesa.
Acaban con la hijada de los barrios,
se sacian de animadversiones
antes que del pan para comer,
anticipan su sangre a su agua
y prefieren matar a vivir.
Yo deseo lo mejor para el sentir de mi pueblo.
Ellos ansían la sangre intensa corriendo en las calles,
tan sólo mutilaciones podemos esperar de ellos,
abismos de lanzas fundidas entre sus manos.
Siete amores pierden sentido
y el mayor de todos, esta noche,
viene pisando fuerte el corazón.
Amor primero y último de mi historia
firmado con la huella de mi sangre